viernes, 11 de mayo de 2012

Corriendo por el monte

Hoy ha sido el tercer día que salgo a correr por el maravilloso monte de Granada, la misma ruta que antes me hacía en bicicleta, ahora la hago corriendo y la verdad es que me llena más, porque me desahoga un montón y descargo bien las energías, llego a casa listo de papeles nada más que para ducharme, comer y tumbarme a descansar un rato jeje.


Comienza la carrera antes de llegar al cementerio, que es el edificio que se ve al fondo.

Justo después de esta foto apagué la cámara y unos metros más alante se me cruzó una ardilla, pero ya no me dio tiempo.


 Este es el camino que hay desde el cementerio hasta el desvío para ciclistas y peatones por donde ya no pueden pasar los coches.


Por el camino de la derecha del cartel empieza el camino de cabras que lleva hasta el llano de la perdíz, pero yo me desvío antes de llegar al llano y tiro para Cenes monte através.

Aquí comienza el camino a Cenes.

Casi todo el camino es una verededa que a veces no llega al medio metro de ancho, dejando a un lado la pared de la montaña y al otro la caída.

Ahí abajo se ven algunas casas entre Granada y Cenes, al pie del Genil.

 Éste es el primero de los dos puentes de piedra que hay que cruzar, recuerdo que la primera vez que los pasé fue con la bici y estuve parado delante como cosa de un minuto, es que me dan miedo las alturas jeje.

 Pero es verdad que dan menos miedo pasarlos a pie que en bici.

 El segundo puente, más bonito que el otro por la decoración vegetal que lo embellece.

No se aprecia la altura pero a mi derecha tenía una caída muy divertida.

 A mitad de camino entre Granada y Cenes.

Ya se distinguen las primeras casas del Cerro del Oro, que es la parte alta de Cenes, en el monte, el pueblo está bastante más abajo.

Y al fondo el Veleta, la mítica estampa de las botellas de agua Lanjarón.

 El tramo final hasta donde me doy la vuelta, media hora después de empezar.

 Y por fin la parte alta de Cenes, y aquí me doy la vuelta ya.

Desde aquí y durante unos 5 minutos es lo peor de todo el trayecto porque son cuestas bien empinadas y larguísimas, pero no puedes parar porque si no la has cagado.

Y eso que se ve delante es el tramo final hasta llegar a la carretera del llano otra vez.

 Ahí está el cementerio, y un poco más adelante la Alhambra.

 Y ya está, una hora después de partir de aquí mismo y sudar como un cerdo, a pocos minutos de disfrutar de la sombra de los jardines exteriores de la Alhambra.


Y por fin, disfrutando de un clamado paseo tranquilo a la sombra de los árboles.

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