martes, 25 de enero de 2011

La ruta de los sueños

Noche deshojada de melancolía, sentado al borde de la cama me asomo por un resquicio al mundo, contemplando un cielo naranja entre nubarrones difusos de recuerdos que se escapan por entre las chimeneas.
Deseo un baile más, y que el mecer de tus brazos me adormezcan el alma de nuevo, porque se está tan bien entre estas sábanas, entre las cortinas de tu cuarto el tiempo se detiene a mirarnos, y dibujamos sinuosas formas en el aire, y aquella canción suena otra vez, y todo nos resulta tan revivido... Pero me doy cuenta de que no es más que la evasiva de mi cruel mente que por unos instantes me trae aquel sabor a la boca, aquel olor a la nariz, aquel cosquilleo a la espalda; ahora me deja una lágrima en la mejilla y un cielo naranja que empequeñece a lo lejos entre chimeneas y deseos...
Nunca hubo sitio en esta casa para la desesperanza, por eso la veo pasar por la ventanilla y alejarse en el retrovisor, mi camino está enfrente de mí y no estoy solo.

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