jueves, 4 de noviembre de 2010

El fin de las ideologías

Hoy día las ideologías se han ambiguado (esta palabra no existe pero como todos sabemos lo que significa ambiguo, me sirve para el caso) abstraído, la gente se ha vuelto apática hacia la política. La política y las instituciones se han racionalizado, ya no se comportan si no es de manera mecanizada, cientificista. Las ciencias sociales estudian el comportamiento humano y formulan leyes que los políticos usan para darnos una receta llamada, "Estado del bienestar".
Las ideologías ya no se apoyan en grandes ideas nobles y paradigmáticas, casi utópicas, sino que sus preceptos se miden más en términos de conciliación, homogeneización, utilitarismo y bienestar. Cuando ocurre esto las ideologías pierden su norte, su sentido, y quedan relegadas a países donde no se vive tan cómodamente y la gente sigue aferrada a esas ideas prometedoras de un mundo mejor.
Existe un desinterés y una apatía social, la fusión de las ideologías con conceptos contradictorios a sus principios para una coexistencia pacífica es una realidad, el socialismo abandona la lucha de clases y se rinde a las leyes del comercio, el liberalismo prescinde de los dogmas individualistas y acepta cierto intervencionismo estatal, el comunismo se occidentaliza y aburguesa mientras que el capitalismo difunde la coexistencia pacífica de todos con todos, los nacionalismos vuelven la mirada hacia el cosmopolitismo, etc.
La sociedad es tratada por el Estado como un gran consumidor al que realiza estudios de mercado y le vende el mejor producto; las ideologías se homogeinizan y reducen al utilitarismo.
Es cierto que tras la segunda guerra mundial se "calmaron los ánimos" en cuanto a euforia ideológica se refiere, la aparición y el progresivo avance y perfeccionamiento del Estado del bienestar propició a la gente la calma que ansiaba, al menos a la mayoría de ciudadanos. El pensamiento único se impuso.
Mientras a la gente no le toquen el bolsillo y su familia y su círculo de personas vivan bien, nadie se preocupa ni moviliza en masa para cambiar el sistema establecido. Como dijo Fukuyama en su libro "El fin de la historia", ya no queda nada nuevo por venir, el sistema que ahora tenemos es el definitivo, porque ofrece a la mayoría lo que la mayoría quiere. Aunque yo no estoy de acuerdo con esta sentencia, pienso que otro mundo sí es factible.

1 comentario:

  1. Es verdad lo que dices, ni la gente que forma parte de los Partidos Políticos son capaces de llevar a cabo la ideología que se supone comparten.

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