Hace poco he visto un documental que me dejó fascinado y pensativo.
El documental va básicamente de cómo con las teorías Freudianas, el sobrino de éste, Edward Barneys, logró dar a los políticos de principios del siglo pasado la vara de mando de las masas, cómo aplicando las teorías del psicoanálisis hizo que las empresas norteamericanas lograran que la gente compraran todo cuanto les ofrecían (nacimiento de la sociedad de consumo) indagando en sus deseos más profundos y ocultos. Relaciona la democracia con el control más absoluto, en lugar de con la libertad y la participación, de hecho me ha hecho pensar bastante acerca de esto, dice que la democracia es una ilusión de cara a los ciudadanos para mantener cierta apariencia de protagonismo popular en la vida política, pero que en realidad son estados autoritarios que controlan a las masas manteniéndoles ocupados comprando y comprando lo que las empresas ofrecen, saturándonos de publicidad y noticias tontas, alienándonos con el fútbol y apartando nuestra vista y nuestras conciencias de los problemas reales del mundo, manteniéndonos como a ganado, encerrados y callados.
Pero lejos de repugnarme esta “Orwelliana” idea (1984), me ha hecho pensar. Pensar que tal vez no sea imprescindible una democracia ideal tal y como la describe la teoría democrática, sino que mientras que los políticos, la élite, nos mantenga felices y saciados y sepan velar por el bienestar de todos, tal vez la participación no sea tan imprescindible. Yo antes me decía anarquista, pero he cambiado de opinión con los años y la experiencia, me he dado cuenta de que el hombre necesita organizarse y necesita una cabeza elevada sobre las demás a la que mirar, oír y seguir, siempre desde el respeto a todos y el respeto a los derechos humanos, claro está. Estoy totalmente en contra de los políticos que coartan al pueblo, lo reprimen y censuran, en ese sentido “soy bastante democrático”. Pero pienso sin duda que un gobierno es necesario, también pienso que deberían ser más intervencionistas y no permitir que las empresas campen a sus anchas por el mundo sumergiendo en mierda al llamado tercer mundo y agachando la cabeza cuando los lobbies lo manden.
Me gustan mucho todos estos controvertidos temas, y la verdad es que cuando alguien me pregunta por mi ideología o mi inclinación política, sencillamente no sé qué responder, porque a medida que avanzo en mi formación, más dudas tengo, porque estudio a un autor que me parece que es lo más, pero luego veo a otro y ya no lo tengo tan claro. Por ejemplo, me parece muy interesante la teoría marxista, pero no la comparto del todo por eso de la destrucción del Estado y la organización colectiva, creo que algo así es muy frágil y sin duda ahora sería totalmente imposible, incluso si mañana sucediera de golpe una revolución, sencillamente porque el hecho no estaría acorde con la conciencia colectiva; una revolución y la consiguiente organización colectiva comunista no estaría acorde con los acervos, los valores, la moral y la ética que tenemos hoy en día. Pienso que tal modo de organización sería posible sólo tras años y años de cambio de pensamiento, es decir, cuando los valores de la sociedad fueran los que requiere tal organización. El otro día en clase de teoría sociológica leímos a Russeau y sus ideas sobre “destruir” el actual sistema de organización social para erigir uno nuevo en base a las leyes naturales del hombre, en lugar de en base a las construcciones sociales que son irracionales y coercitivas.
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