domingo, 30 de mayo de 2010

02:27

Otra noche de vagage y litrona, otra vuelta al descenso, vuelven a llamar a la puerta, pero no oigo nada, ¿soy yo? esto parece peliagudo, quizás debería olvidarme de esas alocadas ideas y arrojar el bebedizo, la sinfonía suena agorera, y aún así todo parece tan visto ya... Aún mastico la cena de ayer, y la de antes de ayer, y la de... Todo resulta tan sabido y a la vez tan novedoso, que siento que debería dejar testimonio de toda la historia del universo concentrado en un cuento, pero nadie lo entendería, seguramente ni llegaría a idear un prólogo.
A ciertas horas sólo hay malas compañías, a ciertas horas mi vino se convierte en agua, un milagro a la inversa, en qué cabeza cabe...
¿Qué coño intentas? ¿a caso crees que por escribir la primera tontería que se te pasa por la cabeza tienes mérito? déjame que, haciendo honor al plagio diga, a cualquier cosa le llaman poeta.
No intento nada más que desahogarme, dar salida a una necesidad, un impulso que pugna por plasmarse, no me importa nada, nada importa nada, todos somos unos artistas, hasta el más capullo e ignorante es capaz de dar una lección.
Al final todo se ve reducido a un pequeño resquicio de madera, un tapón de cocacola, un teléfono y unos papeles, hay tanto por contar, y tan poco tiempo con qué contar...

1 comentario:

  1. Escribir en papel lo que sientes y se te pasa por la cabeza, es una via de escape a todo lo que nos acontece a diario. Además ¿quien tiene la lógica para decir quien es un artista? Todos y cada uno de nosotros somos artistas, para nosotros o para alguien que siempre está pendiente de nuestros logros.

    ResponderEliminar