
Un buen jazz de los 50 o los 60 acaba de matizar la partida. Y otra copa más.
Las risas van y vienen entre chistes y faroles y hay un flujo de latas de cerveza que parece no tener fin, ¿de dónde salen tantas?
Por momentos somos como pistoleros en una polvorienta calle del viejo oeste que están a punto de batirse en duelo, las miradas con intenciones y los gestos disuasorios no dejan de ser otro componente más de la paródica situación. Y otra copa más.
Resulta gracioso ver cómo los montones de fichas suben y bajan ante cada uno de nosotros. De repente levantamos, y alguien llevaba un as de corazones.
me encanta el blog :D sigue así!
ResponderEliminarun besoo