domingo, 28 de noviembre de 2010

El jardín de Epicuro

No iban descaminadas las enseñanzas de Epicuro sobre el saber proporcionarnos placeres físicos y mentales comedidamente para gozar de una vida satisfactoria. A menudo se le considera el filósofo hedonista por antonomasia, aunque en realidad es uno más de tantos filósofos hedonistas como Arístipo, Aníceris o Hegesías.
Lo fundamental es el hecho de que lo bueno es lo placentero. El placer es la ausencia de dolor, el hombre debe siempre buscar satisfacer sus ansias, pero comedidamente y con inteligencia y solidaridad, nunca llevando a cabo actos que puedan acarrear el mal para otros, de hecho Epicuro decía que uno de los placeres importantes era el disfrutar de la vida con aquellos a los que amamos, en armonía.
A pesar de que abogaba por la búsqueda de placeres imperecederos o al menos, más duraderos en el tiempo, tales como el amor, la amistad, la salud del buen comer y la tranquilidad que proporciona la estabilidad; no rechazaba los placeres momentáneos como el placer sexual o la febril estimulación de un buen vino.
Desde luego deberíamos intentar vivir lo más hedonistamente (inteligente y solidariamente) que nos sea posible, pues si no disfrutamos de la vida, ¿con qué objeto vivirla?

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