lunes, 29 de noviembre de 2010

De buen diente

Idílica sensualidad al paladar que ya es zozobra disipada, placer tangible, gustosa armonía bucal.
El bullicioso crepitar que antecede a la degustación de la fritura clama la impaciencia de mis sentidos.
Una buena porción de jugoso boyal que contiene la dualidad del hecho por fuera y el sangriento por dentro no es pecata minuta para este devorador.
Siempre me gusta un tinto con retinto y guarnición de verduras asadas. Tengo buen diente y gozo saciándome y procurándome el saciado.
El magnífico zumo de lúpulo no puede faltar tampoco en mi dieta.
No desprecio unas buenas berzas con leguminosas ni hago ascos a una tortilla de verduras, sin embargo mi talón de Aquiles es de carne.

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