jueves, 23 de septiembre de 2010

Para hacer el amor


















Unión entre dos mundos, mar de cielo y jungla de tejados y antenas; el fulgurante naranja se destiñe en lo alto, se pierde con el mundo en su inmensidad. Provocador de sensaciones y sonrisas, parece que nos llama a galopar su infinita estepa nebulosa, primero sobre tejados, luego entre las nubes. La tranquilidad de este lugar resulta magestuosa al contemplarlo, y nos embarga, ya cautivos de su belleza el animal de nuestro interior quiere salir y ser libre. Volar.
Jungla virgen perdida en el corazón de la ciudad. Incluso aquí tengo esta ventana al mundo, este trocito de cielo por el que me escapo navegando hacia el crepúsculo, en el horizonte, quién sabe qué maravillas esperan. Y nuestras bocas no tienen más remedio que enredarse mudas, y nuestras manos ya no quieren estarse quietas, y nuestras mentes se dejan llevar, y nuestros cuerpos se dejan hacer, bajo esa luz celestial.

1 comentario:

  1. Chulisima entrada, enhorabuena por tener esa ventana que acompaña al amor.

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