Qué bueno volver a despertar en mi cuna, aunque ahora los pájaros suenen a maquinaria pesada y sepa que la calma de que antaño gocé, no durará. Recuerdo el día que escribí con azúcar por encima, hoy me siento igual a pesar de evidentes y cualitativas diferencias. Mi futuro más próximo es un trozo de pan descongelándose en el alféizar esperando a ser untado con mermelada casera, delicioso almíbar para empezar bien el día.
Aunque ya no estoy donde antes, siento como siempre hubiese estado aquí, dicen que el hogar lo hacemos nosotros y no las paredes... Sin más, buenos días.
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