sábado, 28 de agosto de 2010

Cuando la añoranza llama

Perpetuo guardián en las sombras, vigilante tras ese cristal, entra el aire por mi ventana tan placentero a estas horas a recordarme que soy un ratón en una lata en medio de un mundo enorme donde habitan los vagabundos entre ladrillos vistos que ladran a las estrellas oscurecidas por la luz de la ciudad. Como en un ballet noctámbulo me veo envuelto en una inevitable mecida mental entre el desasosiego de unas notas musicales y el empalago de la leche edulcorada, ahora desearía tener a mi alcance la llave de esa puerta trasera a la psychedelia y tocar el techo, y tocar el cielo, y tocarlo todo, y fundirme con todo, y ser todo...
Ahora mismo voy a dar una vuelta por esos mundos a los que llamamos recuerdos...

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