jueves, 24 de junio de 2010

teoría sociológica. continuación.


[...] paralelamente a esto, debo decir que tengo buenas razones para argüir acerca de otra característica natural y universal del hombre, algo común que compartimos como especie, pero esta vez no se trata de algo ligado al lado animal y primigenio como los instintos básicos, sino que se desprende de uno de los lados de la dicotomía de la naturaleza humana (a un lado de la dicotomía estaría la naturaleza más animal y al otro la naturaleza más racional, característica del hombre), me estoy refiriendo a un trasfondo hedonista, se verá mejor con un ejemplo:
¿Por qué las oleadas de individuos anegan las calles en ferviente masa unida por un fin común como el ascenso de un equipo de fútbol en lugar de hacerlo por los millones de personas que en todo el mundo mueren de hambre? Porque en la naturaleza del hombre está el egoísmo, como una de las dos fuerzas que mueven a las personas (la otra recordamos, es el amor) y detrás de ese egoísmo actúa el hedonismo, las personas no se mueven por los demás ni por causas comunes que les afecten a ellos mismos como las medidas anti crisis del gobierno (no se mueven como cuando tiene lugar un evento deportivo o de cualquier otra índole festiva o de ocio). Lo que tiene el fútbol en este caso es ese sentido de ocio, de disfrute, de tiempo libre, de pasarlo bien, de gozar con los amigos bebiendo cerveza y festejando, nunca estuvo tan claro el trasfondo hedonista de esto.
Otro ejemplo que refuerza mi teoría de que el hedonismo forma parte, en mayor o menor medida y en mayor o menor manifestación (hay personas que se encierran en su mundo, con tendencias suicidas o autodestructivas, misántropos, pero llevan el germen hedonista, quizás para ellos disfrutar de la vida consista en odiarla) es algo que me conozco más de cerca, a través de una de las redes sociales de internet, la juventud de mi pueblo se está movilizando en masa hasta el punto de hacer manifestaciones y protestas ante las instituciones políticas locales, se están uniendo y protestando todos juntos, pero no es porque la situación laboral en mi pueblo sea quizás una de las más deficientes con contratos basura (el afortunado que lo tiene) o salarios desproporcionados (a la baja, naturalmente), sino que es para salvar el botellón, pues el consistorio local ha hecho pública la noticia de que a partir del próximo 1 de julio quedará terminantemente prohibido beber alcohol en la calle (hasta ahora había una zona habilitada para este menester) ¿Qué tiene el botellón? Hedonismo, “sexo, droga y rock&roll”, tiempo para disfrutar y evadirse, para “vivir”. En el momento en que a la gente se le toca donde duele (el bolsillo o el ocio), enseñan los dientes.
Por un lado tenemos a las fuerzas que parten del ello, la primera el egoísmo, de la que se desprenden las actuaciones hedonistas; por otra parte tenemos el amor y el altruismo (el altruismo entendido a pequeña escala, no como algunos idealistas que pretenden salvar al mundo entero, el significado de esa idea es utópico y antinatural).
El egoísmo y el hedonismo van inevitablemente unidos y ambos obedecen al ello.
En el mismo sentido, pero de manera diferente, los actos de amor, sin especificar, obedecerían más a comportamientos dictados por el yo, mientras que los más puramente altruistas serían más propios del superyó, dados a focalizar hacia el exterior una imagen de uno mismo más refinada, más socialmente aceptada.
Las flechas indican el flujo de intenciones y actuaciones, y su sentido, siempre desde el yo y el superyó hacia el ello, y en el ello para sí. Desde el amor y el altruismo, hacia el egoísmo y el hedonismo. Quiere decirse que una persona puede tener comportamientos de amor o altruismo en pos de satisfacer al ello, pero nunca comportamientos egoístas o hedonistas para saciar un sentimiento de amor (que no sea a uno mismo) y mucho menos para satisfacer a terceros. Un ejemplo puede ser que una persona trate muy amablemente a los demás con el fin de recibir luego un trato igual o superior, aquí está teniendo comportamientos movidos en apariencia por amor, pero en realidad lo que hay detrás es puro egoísmo natural, uno siempre quiere ser feliz, estar a gusto, caerle bien a la gente, ser tratado del mejor modo posible y sobre todo estar socialmente bien estimado, esto obedece a la naturaleza egoísta y hedonista humanas y, las personas para saciar ese sentimiento se comportarán egoístamente dando la espalda al tercer mundo y haciendo oídos sordos porque las hamburguesas de cierta multinacional están muy ricas los domingos por la tarde, y también se comportarán altruistamente y con amor para estar bien estimado socialmente y recibir halagos, favores, etc. de los demás, aquí es donde se produce el flujo de intenciones y actuaciones de un lado de la dicotomía al otro.
Pero no debemos olvidar tampoco que por supuesto, también hay actos puramente de amor, sin obedecer latentemente a la naturaleza egoísta del hombre. El hecho de que un padre o una madre de la vida por su hijo no obedece a la fuerza egoísta.

1 comentario:

  1. Es real que los seres humanos en su mayoría "miran a otro lado, mientras no les salpique" Ahora bien, como les toque algo del tipo que tu comentas, entonces si se movilizan. Triste pero cierto. Un saludo desde Jaén

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