sábado, 8 de mayo de 2010

Un mundo feliz

Con todo esto que está pasando ahora de la crisis económica, las revueltas en Grecia y las perspectivas en nuestro país, me he tomado unos minutos para recapacitar un poco sobre todo.
¿Estamos abocados a vivir hasta el crepúsculo de nuestros días divididos entre "buenos" y "malos"? ¿No conocerá el hombre otra cosa más que conflictos, guerras, pobreza, riqueza...?
No pocas veces he reflexionado acerca de este tema y, no pocas veces concluyo cosas distintas. Algunas veces pienso que la envidia, la codicia, la maldad, la ambición de poder... son aspectos de la personalidad innatos del hombre y que jamás nos desharemos de ellos y que por ellos está el mundo como está, otras veces, en cambio, pienso que nada de eso es innato, sino aprehendido, y que por ello existe la posibilidad de crear un mundo más justo, más deseable para todos y por todos, en el que todos disfrutamos de la vida, otras veces pienso que el camino hacia ese mundo tan maravilloso es largo y que ninguno de nosotros veremos los frutos que vamos sembrando día a día, otras pienso que no, que ese ideal vendrá dado de la mano del cambio rápido, de la revolución, de la rebelión de los pobres, el ataque de los hambrientos...
Lo último ha sido que todos somos iguales y diferentes a la vez, iguales como seres humanos y diferentes en cuanto a la propia naturaleza variable de los seres humanos, cada uno nacemos y nos socializamos de manera distinta, esto da lugar a que valoremos cosas distintas y defendamos esas cosas, los nazis valoraban unas, los comunistas otras, por poner un ejemplo.
A lo que voy es que si optamos por la vía revolucionaria, cuando la revuelta acabe y los pobres tengan el poder, el poder de reorganizar el mundo de un modo más humanitario, más solidario y comprensivo, seguirá habiendo resentidos, como ocurrió tras la guerra civil española, aunque Franco ganara y en las calles no se viera a ningún disidente ni se oyera ninguna voz contraria al régimen, no significa que no los hubiera ni que no lucharan contra él, por lo tanto creo que esa solución "rápida", no tendría el efecto deseado en ese aspecto, no todos viviríamos felices, estarían los opositores, ¿por qué? porque desde niños fueron criados con otras ideas, porque se socializaron de otra forma, porque les enseñaron otros valores, una solución podría ser la aniquilación total y concienzuda de todas las voces disidentes (de todos los capitalistas, todos los ricos, todos los políticos...), pero en tal caso, ¿qué nos diferenciaría de los nazis? de hecho, no seríamos diferentes, ellos querían lo mismo, un mundo en el que todos vivieran felices según sus ideas, y la manera de conseguir que todos fueran felices según sus ideas era eliminar a todos los que no las compartieran.
La otra opción es la de socializar a los niños con unas ideas sanas de cooperación, amor, comprensión, solidaridad... y así de generación en generación llegar hasta ese mundo ideal, dentro de dos millones de años... mmm no, no parece una buena solución tampoco, ¿qué hacer entonces? Al final lo que creo es que, indudablemente la clave son los niños y que, según la educación que les demos, así será el mañana que les corresponda lidiar. Ningún extremo es bueno porque los extremos dejan fuera de juego muchas cartas, lo ideal según la opinión de un inexperto sería un cambio moderado pero sin pisarnos la bata, es decir, nunca acabaremos con esas particularidades de las que hablaba antes (el odio, la avaricia...), pero tenemos un arma muy potente que no debemos echar en el olvido a la hora de plantear todo este juego, el raciocinio, que nos da la capacidad de controlar esos aspectos negativos de la vida, con él podemos educar en el buen camino, podemos juzgar lo bueno y lo malo, podemos crear un sistema económico que deje cierta libertad a los mercados pero que permita a los gobiernos intervenir para evitar que grandes empresas abusen de todos nosotros y cierren fábricas en Cádiz para llevárselas a Corea, para impedirles que talen hectáreas de selva y arrasen poblados, que promuevan guerrillas tribales en África y sobre todo, que gobiernen el mundo para que acabe siendo el estercolero que es.
La solución finalmente está en nuestras propias manos y, puede ser que me equivoque y lo que haga falta sea un Adolf de izquierdas que acabe con todos los antagonistas de la película, o bien tomárnoslo con calma y aportar nuestro granito de arena educando a nuestros hijos y a quienes nos rodean enseñándoles el valor de la vida y el amor, o por otra parte, podríamos tomar las riendas de nuestros gobiernos y cambiar las cosas de una vez por todas y ejercer una política que beneficie a todos, sin crear resquicios por los que se escurra la pobreza y se levante la opulencia.
Nuevamente no tengo nada claro después de tanta reflexión, pero ahí queda, y vosotros, ¿qué me decís?

2 comentarios:

  1. Creo que cualquier granito de arena que podamos aportar a socializar nuestro mundo es bienvenido.

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  2. Por cierto intento poder leer una entrada que pone que has colgado pero no puedo ¿la has quitado?

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