
Las correrías en remolino de unos papeles en el suelo son el deleite de los poetas de adoquines y aceras enfrascados en un mundo incomprensible y sin comprensión, donde parece que ya no queda lugar para hermitaños y bohemios de largas barbas y chisteras estrafalarias que buscan el calor de una taberna donde elucubrar durante horas mirando a su musa caer a través de la ventana escarchada.
Como cada año, acude puntual a su cita desplegando su vanguardia de agua, viento y frío. Creador de hastíos y desprecios, amores y encantamientos, nostalgias y lágrimas, siempre regresará a su hogar éste grís, frío y mojado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario