lunes, 21 de septiembre de 2009

Cuando nada importa nada

Porque te sientes seguro y sabes que todo está bien, porque no hay nada que temer, porque los dados están echados, las cuentas están saldadas, la partida ha terminado.
Las leyes de la física no tienen sentido en este juego porque este juego no tiene nada de físico, ya no hay cabida para lágrimas de amargor ni ceños fruncidos de la sinrazón.
El riesgo y la temeridad son dos máximas en esta filosofía sin mentor ni profeta, yo soy el profeta, todos somos mentores de nosotros mismos, todos acudimos al abrigo de la calma y el consuelo cuando galopan las lágrimas y tarde o temprano y sea como fuere acabamos curados de desamor. Hay heridas que tardan en cicatrizar, pero la sal del tiempo sabe hacer su agrio trabajo.
Con la mirada firme y la frente alzada a paso ligero y seguro avanzaremos desafiantes una vez más y todas las que hagan falta porque sabemos que el mismo tiempo que nos cura nos mata a cada paso, las lágrimas de ayer son sonrisas hoy y los sueños de hoy serán lágrimas y sonrisas.
Pero hoy, nada importa nada, porque ayer follé con la felicidad y paso de pensar en mañana.

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