martes, 2 de junio de 2009

Ello y Super yo

A veces te embauca un aterrador sentimiento de incertidumbre acompañado de otro gran sentimiento de culpa. En esos momentos no sabes qué hacer, o mejor dicho, sí sabes qué hacer, pero no lo haces. Algo te reconcome las entrañas y en tu cabeza se libra una batalla entre tu yo hedonista y tu conciencia, y como en toda batalla, hay víctimas y daños colaterales.
Cuando has hecho algo de lo que te arrepientes, cuando has cometido excesos, peligrosos excesos; cuando aún sigues ahí tumbado preguntándote por qué no estás haciendo lo que deberías estar haciendo en lugar de estar haciéndolo; suelen aparecer también cuando sientes que le estás faltando a alguien, pero prefieres sentirte indiferente (te convences de que es lo que prefieres) a sabiendas de que en el fondo no es lo que deseas; o cuando sabes que alguien espera algo de ti que no es lo que le vas a dar, ya sea porque no es lo que quieres o porque has dejado que sea lo que "no quieres".
Toda acción tiene unas consecuencias y como vivimos en una continua interacción social, muchas veces algunas acciones afectan a otras personas y viceversa. Las vícitimas de estas disputas mentales solemos ser la mayoría de las veces los propios anfitriones de batalla, pero a veces también se ven afectados terceros, por eso debemos saber aplicar la lógica ortegiana para poder salir de esos aprietos de la manera más ventajosa para nosotros, y para los demás.
Lo cierto es que en la vida hay que tomar elecciones, a veces elecciones duras y contra nuestro deseo, pero hay que encontrar el equilibrio para que ni tu yo hedonista mande sobre tu conciencia ni para que tu conciencia esclavice tu vida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario