lunes, 15 de febrero de 2010

Batiburrillo de ideas (aburrimiento vamos)

Un estado de ánimo genera una respuesta conductual así como una conducta puede producir un estado anímico. El lenguaje corporal juega un importante papel en nuestro día a día y, no le falta razón a esa recurrida frase de, cuando te miro sobran las palabras. A través de las facciones y sobre todo a través de los ojos se transmiten emociones y sentimientos, hay una gran comunicación exenta de fonemas, de sonidos. Las virtudes del lenguaje corporal (si se sabe interpretar) pueden ser infinitas, podemos saber en qué grado le interesamos a una persona, si nos están mintiendo o no, si la persona con la que hablamos está cómoda con nosotros o preferiría que se lo tragara la tierra... También queda expuesta la hipocresía de maneras más sutiles pero evidentes, el egoísmo que vemos en la calle, en las tiendas, en la facultad, etc.
Un estado de ánimo genera una respuesta conductual así como una conducta puede producir un estado anímico e incluso provocar respuestas emocionales y/o conductuales en terceros, es tan fácil como hacer el experimento uno mismo, se trata de salir a la calle y mirar a la cara a la gente y sonreírles, os sorprenderéis de lo que es capaz la psicología.
Parece ser que todos los humanos tenemos ciertas similitudes endógenas en cuanto a la percepción del mundo, se entenderá con el siguiente ejemplo, se hizo un experimento con occidentales y nativos de alguna tribu, a los dos se les mostraron dos dibujos, una estrella puntiaguda y una redondeada y se les daban dos nombres, kiki y bluba (no sé si eran éstos exactamente, pero sirven para ilustrar el ejemplo) y se les pidió que asignaran los nombres a los dibujos, ¿qué creéis que pasó? Exactamente, lo cuál nos lleva a preguntarnos muchas cosas acerca de nuestra propia naturaleza independientemente de la socialización y la cultura.

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